Al elaborar la masa plástica (enfoscado, revoco, etc.), la cantidad de agua que es necesaria para el amasado (es decir para que se produzcan los procesos químicos y para que el producto tenga la plasticidad conveniente), es inferior a la que se necesita para que el producto fragüe y se seque. Mientras que el agua se evapora, se va produciendo el proceso de la adherencia, que se establece entre el soporte al que podemos llamar adhiriendo y la masa plástica que de forma genérica se denomina revestimiento. Cuando el revestimiento, por ejemplo un mortero, permite adherir sobre el mismo otros elementos (materiales de aislamiento, molduras, revestimientos cerámicos, etc.), se denomina mortero adhesivo.
En el pasado se atribuía la adherencia exclusivamente a un fenómeno puramente mecánico mediante el cual la masa plástica fluía o era forzada a penetrar hacia las cavidades o poros de los soportes más rígidos, donde al endurecer se producía el anclaje que impide la separación entre ambos en cualquier dirección.
Desde hace años, la tecnología ha permitido diseñar además de las pinturas, morteros y masas adhesivas cuya adherencia se debe a fuerzas químicas y electrostáticas, que hacen posible la unión de los átomos y moléculas en un proceso de intercambio molecular entre las zonas de contacto del soporte y el acabado. Para que esta unión molecular se rompa, debe de existir algún factor que produzca una reacción química.
En cualquier caso, para que tenga lugar la adherencia, debe de existir un buen contacto físico entre el recubrimiento y el soporte. Sin embargo esto no lo es todo, ya que es igualmente importante considerar también entre otros factores la afinidad de los revestimientos con los materiales a los que se unen, su tendencia a penetrar en los poros del soporte, su consistencia y continuidad o las condiciones ambientales existente durante el proceso de adherencia... Estos son los principales factores que condicionan el grado de adherencia al soporte en el momento de su puesta en obra.
En SATE-VIPAL les asesoraremos sobre los mejores tratamientos tras el diagnóstico de sus fachadas, ya que se realiza un esfuerzo económico importante por los propietarios de la viviendas y consideramos que no siempre están bien aconsejados.
Un trabajo mal realizado le repercutirá en menos durabilidad de su fachada en el tiempo.